Monday 22 August 2011

de dentro hacia afuera

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no fue un sueño -pensaré. no fue un sueño a tres bandas, en el que la libertad, la soledad y la juventud latían en una harmonía y un equilibro perturbador. por eso noche tras noche, tengo estas pesadillas que me recuerdan aquello de lo que vengo huyendo (sí, lo admito) y además estoy aprendiendo que a veces huír es necesario. una nueva ciudad no ayuda a una alma perdida a encontrarse, ni tan sólo la reconfortante sensación de empezar de cero lo hace, pero creo y confío en que por lo menos es un buen comienzo. hoy he soñado que me dormía en mi primer día de trabajo. me he levantado como loco y bajando las escaleras del altillo a toda leche me he jodido un poco más el pie que me jodí hace poco haciendo el imbécil en barcelona, y el dedo pequeño del otro pie que tenía bien hasta esta mañana. eran las 7, así que he intentado dormir, pero nada más cerrar los ojos veía las pesadillas volviendo a mí, así que me he levantado de nuevo y me he puesto la sinfonía num. 5 de Mahler. hay algo que me pasa por la cabeza cada vez que la escucho, a parte de las ya indisociables imágenes de Tadzio bajo la puesta del mortífero sol, y es la belleza del todo. en serio, y por eso siento El dolor, porque hay algo en mí que sigue dividido. por desgracia andaré siempre de un lado para otro, a veces más tirando a la muerte, a veces mas alcanzado la vida. vivir persiguiendo para retener en un efímero instante, y luego sentir la pérdida cada puto día, por algo que ha durado tan poco, pero que ha sido tanto. lo que en realidad quiero contar es que hace unos días toqué un poco el cielo, rodeado de unos ebrios parisinos que amenizaban el momento en el que llegué al éxtasis. la tensión sexual me mantuvo en vilo, debo reconocerlo. los mimos años que separan a mi querida Geneviève de Guy, des del momento en que ella despide a Guy en la estación de Cherbourg sabiendo la desgracia que le espera, hasta que él, ignorando que ella se ha casado con otro, vuelve en su busca, son los años que he he estado alejado de su persona. pero a diferencia de ella, yo no he tenido más pretendientes durante estos dos años, o, almenos, ninguno que me haya atado emocionalmente. ai! y que se yo? admito que mataría por hacerlo. sí, por trenzar las mias entrañas, con las suyas. abrirme en canal, abrirle en canal, y poco a poco, nudo tras nudo, unir nuestros mundos interiores para el resto de los días. una lágrima. pero back to that night, y como iba diciendo, hace unos días, después de tanto tiempo sin apenas saber nada el uno del otro, recibí la llamada del amor, o de aquello que se le parece más a esta imagen divina. me hice el sueco unos 5 minutos, no más, pues la impaciencia y la emoción de volver a verle recorrieron mi todo hasta llegar a su presencia. nos besamos en la cara, juntamos de nuevo nuestros cuerpos en un abrazo tenso y extraño. culpo al alcohol, a ese líquido embustero que le impulsó a besarme. no tengo nada más que añadir. sí, corto en seco esta historia porque es tan falsa como pretencioso y envenenado fue su beso. así que a modo de capicúa, cierro el texto subrayando, una vez más, la importancia de la soledad. de los encuentros oscuros que la envuelven y de las alas poderosas que nos regala. que me regalo, ahora sí, a mi mismo. es hora de mimarme un poquito. y que el papel del amante despechado sea sólo una ficción voluntaria sin dejar que me traspase la piel. ni eso, ni nada. me siento lúcido y sereno. este va a ser un año de creación, y no es que lo presienta, lo sé.