Wednesday 1 June 2011

cannes

cannes o no cannes. hasta casi el último dia no sabíamos qué hacer con este viaje. los directores que des del principio nos habían motivado a ir al festival, no iban a estar finalmente durante los días en los que nosotros podíamos ir. pero la sola idea de ver cannes, de estar ahí, era simplemente demasiado excitante. así que sí, nos decidimos y una vez ahí, nos dimos realmente cuenta de lo que significa estar en cannes durante el festival de cine más importante del mundo. directores, productores, actores, actrices, profesionales o aspirantes a, todo la gente que se dedica al mundo del cine estaba allí, así como la gente que va a cannes sólo para ver a los famosos subir las famosas escaleras rojas. porque sí, hay cine, pero lo que hay sobretodo es glamour mezclado con las esperanzas de aquellos que sueñan algún dia ser descubiertos como en su día fueron delon o bardot, y se pasean con sus mejores atuendos buscando el encuentro que los conduzca a la fama.
como no tenemos (todavía) acreditaciones para entrar al palacio donde se proyectan las películas, lo que hacíamos, bàsicamente, era intentar ser los más guapos, educados y majetes en las entradas de las fiestas. y tener mucha paciencia por descontado. es así como funciona. puedes hacer cine, pero si no eres ultra conocido o no conoces al tio que está en la puerta no entras y se acabó. así que la imagen es el código. 3 noches, 3 sitios distintos por noche. así, durante 5 días. por suerte el whisky allí es del bueno y no la mierda a la que estoy acostumbrado así que yo personalmente aguantaba las noches de puta madre y no tenía nada de resaca después.
una noche, después de haber esperado 30 minutos en la puerta, conseguimos entrar en la fiesta de la película polisse. acabábamos de entrar cuando de repente vi una cara conocida y de hecho, la última persona que hubiera podida imaginar encontrar allí, o sea antes hubiera esperado encontrarme con deneuve o almodovar, así hablando de gente que me gusta. pero no a aquella mujer, agnès varda. qué agradable sorpresa!

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un personaje mítico en la historia del cine francés, pero lo que realmente la hacía especial ante mis ojos era su proximidad con uno de mis directores favoritos, un hombre único cuyo descubrimiento fue muy importante para mí: Jacques Demy. Y Demy había sido el marido de Agnès. Así que allí estaba. Pensé que debía hablar con ella como fuera y además estaba sola paseándose alrededor nuestro. Finalmente se sentó en un sofá y yo fui a sentarme a su lado.
-Perdone Señora - le dije - pero no puedo irme de esta fiesta sin antes decirle que amo a Jacques Demy con toda mi alma.
- Yo también - respondió.
Sonreí y ella me devolvió la sonrisa.

Os invito a ver este trozo de un documental con imágenes que la misma Agnès Varda grabó durante el rodaje de las Señoritas de Rochefort. melancolía asegurada.




y aquí un fragmento de la obra de Demy que ha cambiado mi vida y mi manera de ver y entender el cine.

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