creí haber asumido mi platónica incapacidad para poner palabras a mis pensamientos y quedarme callado antes que perder el tiempo, intentando hablar sobre todo lo abstracto que interfiere en nuestras vidas. pero me resulta imposible. con mis amigas divulgamos sobre la eterna incomunicación, los impulsos que nos dominan, las necesidades que nos despiertan y otros muchos inciertos asuntos. sin embargo, no creo que acaben de entenderme, ni yo a ellas, y se lo digo. nos gustamos por que intuimos cosas que nos gustan sobre todo lo que tenemos dentro. de todo eso, solo vemos una pequeña parte, como la punta del inmenso iceberg que se deja ver en la superficie del mar. pero yo, que soy la contradicción desdibujada en la pared, insisto en desnudar mi alma a ver si por casualidad otra me encuentra y se contempla, como mirándose al espejo.
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