Una prueba, un sí, muchas llamadas, una reunión y ya estoy en Sevilla ensayando con Vicky Martín Berrocal para la gala del lunes en mira quién baila. Todo el rato que no estaba con ella, que era la mayor parte del tiempo, me dejaba perder por el casco antiguo disfrutando de los fuertes olores, de rosas o jazmín, que me sorprendían mientras andaba por desiertas y frescas callejuelas. De noche, el color es lo más característico, y hasta llegué a pensar que el equilibrio de blancos en mi cámara estaba mal, pero no; todas las luces que iluminan la ciudad son, sin excepción alguna, de un profundo color amarillo.
Lo mejor: la plaza de Santa Cruz de noche. Lo peor: que la grasia y la pasión del arte andalú se reserven detrás de los patios de flores, dejando las calles de Sevilla sosas para el visitante que espera claveles, dorados y mantillas a borbotones.
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